5 de septiembre de 2008

Una boquita prestá

Preámbulo. (Pa que no haya líos)
Esta no es la boca de Breuil. Sólo es la divagación de su pensamiento no dirigido a nadie en concreto. Cualquier parecido con la ficción o cualquier autoatribución por parte del lector o lectora es mera coincidencia. Igualmente la apariencia de venganza en la que puede derivar la interpretación del escrito por parte de personajes no involucrados en la trama es mera realidad. El autor no se hace responsable de ná, ni siquiera de causar antipatía.


No suelo cometer el error de sostener mi autoestima en la satisfacción de caer bien a todo el mundo. Más bien, huyo de eso. Me produce tedio. Bueno, confieso que no sé ser agradable ficticiamente. No puedo. Más por incapacidad que por decisión. Hasta ahora me sobrevivo. Pero una de las pocas virtudes que me correspondió en la lotería de los genes es que soy leal. Suelo defender a los amigos y luego preguntarles por lo que han hecho.

Bien. Pues el motivo de toda esta parrafada es que me he quedado sin argumentos de defensa y sin ganas de preguntar "porqué" a alguien. Hasta aquí hemos llegao, que diría mi madre. En un momento delicado de mi vida me he visto tan desilusionada como un niño no invitado a una fiesta de cumpleaños y lo que es peor, con la misma cara.
Aunque una esté ciega de afecto hacia una persona (animal o cosa) hay actitudes y comportamientos que, a día de hoy, no me da la gana entender. Quizá porque nos movemos en un mundo de suposiciones reales, verdades fingidas y afectos cambiantes... Quizá porque no se nos ha dado otra realidad que las sensaciones... Quizá porque tendemos a sentir más que a pensar... Mira, no sé.

He evitado la exteriorización de mi ofuscamiento por defensa personal. A veces el alivio está en descubrir a tiempo que, a pesar de las circunstancias compartidas, amistades regaladas o amores obsequiosos, algunas personas anulan más que potencian el afecto de los demás.

El que lo coja, pa él. (Dicho populá gaditano)

3 comentarios:

Uno dijo...

Pocas cosas son constantes en este mundo y las personas no están entre ellas. Estas cambian en su forma de ser y de actuar, y cambian en cómo se relacionan con los demás.

Siempre he pensado que a una persona la definen sus acciones. En el caso de la amistad estas pueden ser la base una hipoteca de cariño y fidelidad hacía ella. Pero no una hipoteca de por vida.

Si un amigo da abusa de la amistad o te da deliberadamente más dolores que alegrías, mejor abrir distancias con él, tanto de trato como emocionales. Creo que es la opción más practica y sana.

Breuil, haz como los anti-virus, un tiempo prudencial de cuarentena para elemento sospechoso de maliciosidad, y si en ese tiempo se manifiesta su potencial negativo y dañino, hale, a la papelera.

Ánimo, que ningún pie agradece una piedra en un zapato por mucho tiempo que esta lleve allí.

Saludillos

bornne dijo...

Uno no lo ha podido decir mejor y más claro. Esas personas, ¡bien lejos!

En el mundo hay individuos de tooodo, lo bueno es que tenemos la libertad para elegir a quien arrimarnos o no. Lo peor, el darse cuenta de que quien aprecias y crees que vale la pena es puro escaparate. Cuando antes se quiten la máscara, mejor.

Mucha fuerza y muchos ánimos. ;)

Pedro Martín dijo...

Primera vez que vengo en mi nueva etapa de buen tipo, socialmente correcto en los blogs.

Yo tengo un complejo por caer bien a todo el que me trata y soy victima de él, pero en realidad lo que creo es que pelearse a veces es la salida fácil. Cuesta más comunicarse, opinar y contar lo que uno siente, exponerse que mandar a alguien a la merda.... El tema es si uno interiormente quiere eso, pero ese es otro tema!!


Sobre el dicho gitano en la Argentina sería un éxito!!

Salutti!!!

PD: Con la verificación, muchos amigos no querés hacer!!